Jueves 21 de Noviembre de 2024 - 20:21:44

En esta nueva edición, el encuentro ofrecerá el habitual menú de 25 películas de 13 países y una serie de paneles y talleres que darán cuenta de usos medicinales, prohibicionismos y nuevas legislaciones.

Dolores Fonzi y Rita Cortese en "Blondi", que se verá el sábado a las 20.

Supo ser, un siglo atrás, "la planta del diablo”, la mismísima encarnación del Mal en la Tierra. Pero hoy la historia es distinta, con múltiples países elaborando un marco regulatorio para explotar sus posibilidades medicinales. Como un reflejo de ese cambio en la percepción sociocultural y política del cannabis es que surgió, en 2019, el Festival Internacional de Cine Cannábico (FICC), que desde el jueves 15 y hasta el sábado 24 llevará adelante su cuarta edición en la Ciudad de Buenos Aires.

Serán diez jornadas en las que el Centro Cultural Caras y Caretas (Venezuela 330) prestará sus instalaciones tanto para la exhibición de 25 películas –entre cortos, medios y largometrajes– provenientes de 13 países como para la realización de varios paneles, talleres y conversatorios relacionados con la plantita de hojas con forma de triángulo y dientitos de serrucho. El menú se completa con la mudanza del FICC al universo digital, ya que entre el 25 de febrero y el 10 de marzo la programación estará disponible en la plataforma de streaming Octubre TV.
Un detalle no menor en tiempo de bolsillos licuados es que todas las actividades tendrán entrada libre y gratuita. “Esa es una de nuestras políticas. Creemos que la cultura también es un derecho y que hay defenderlo con propuestas accesibles o gratuitas”, afirma la Directora y Coordinadora de programación Malena Bystrowicz. Codirigido por Alejo Araujo, el FICC logró sortear gran parte de las consecuencias de los vientos de cambio generado por las fuerzas del cielo. “Hasta ahora nuestras sedes fueron siempre museos nacionales, lo que nos garantizaba buenos espacios con personal muy profesional. Como dejó de existir el Ministerio de Cultura, entre otras cosas, esas instituciones quedaron acéfalas y los trabajadores no pudieron decidir si el Festival podía seguir ahí. Tuvimos que salir a buscar un lugar independiente y conseguimos uno hermoso como el Centro Cultural Caras y Caretas, que además está muy cerca de la Manzana de las Luces, donde hacíamos gran parte de las actividades”, agrega.

Esa pérdida de espacios no alteró el espíritu de un corpus de películas elegidas para dar cuenta de “la diversidad de las miradas y las voces” que anida al interior del cine que observa y habla sobre los múltiples usos del cannabis. Integrada por una competencia de largos y otra de cortos, la selección “le da un lugar especial al cine argentino y al cine latinoamericano”, según define Bystrowicz, quien detalla: “El Festival también se hace en Uruguay y tenemos vínculos muy estrechos con Brasil, así que siempre buscamos que esos países estén representados. Pero también nos gusta traer películas de lugares más remotos. Este año, por ejemplo, hay una de Eslovenia, Cannabis Sets You Free, que habla en clave de humor sobre el activismo y el prohibicionismo en ese país. Es una manera de visibilizar otras realidades por fuera de la nuestra y saber que el cannabis, las drogas en general y el prohibicionismo son temas globales, que hay muchas historias parecidas que ahora están en cambiando en un mismo sentido”.
Entre las representantes locales hay varias con paso previo por la cartelera comercial, como Norma, que este jueves a las 20 levantará oficialmente el telón del FICC junto al cortometraje Stigma. En ella, Mercedes Morán interpreta a una mujer de un pueblo pequeño que, ahogada por monotonía, se embarca en un viaje de autodescubrimiento que rompe con todas las reglas establecidas, incluyendo el abrazar el consumo recreativo de marihuana. Otra que fuma, y de lo lindo, es Blondi, título y apodo del personaje central de la ópera prima de la también protagonista Dolores Fonzi, que se verá el sábado a las 20.
“Hay otras producciones locales muy específicas que cuentan el recorrido de los principales actores de la militancia cannábica, como por ejemplo el corto Amor, dolor y cannabis, que aborda la historia de Marcelo Morante, uno de los primeros médicos en hacerse cargo de todos los beneficios que tenía la planta en términos medicinales y que terminaría siendo el creador del REPROCAM. También está el documental Cannabis medicinal, de Emiliano Serra y Silvia Kochen, una científica que hizo una investigación pionera sobre los usos médicos del cannabis”, destaca la programadora, para quien esta suerte de “revisión de los años de lucha sirve para ser conscientes de los derechos que fueron conquistados y que hay que seguir defendiendo”.

Pero se sabe que un festival no son sólo sus películas; también es todo lo que ocurre a su alrededor. En el caso de FICC, además de recitales y una muestra fotográfica del artista Joako Follador, habrá talleres y conversatorios. El viernes a las 19 será el turno de “Feminismos y cannabis”, donde participarán Valeria Salech, de la organización Mamá cultiva, Ana Florencia Sclani Horrac, de la ONG de salud Incamed, y Vanesa Cufré, de la Federación Argentina LGBT. El jueves 22 a la misma hora los periodistas Fernando Soriano (autor del libro Marihuana, la historia) y Javier Hasse (Cofundador y CEO del medio especializado El planteo) formarán parte, junto a la miembro del Colectivo Reflexión sobre consumos Lucía Crespo, del conversatorio “La construcción de noticias sobre usuarios y drogas en los medios”.

Para el sábado 24 se anuncia la charla titulada “Reducción de daños”, cuyo panel tendrá a Pablo Ferreyra y Aníbal Sacco, creadores del chat de Inteligencia Artificial Toxibot, y a integrantes de la Asociación de Reducción de Daños de la Argentina (ARDA). “La idea es dar herramientas para que el uso de sustancias sea con el menor daño posible, ver qué puede llegar a pasar y cómo resolverlo, con qué no conviene mezclar cada cosa”, adelanta Bystrowicz sobre una jornada que se completará con la proyección del documental Love in the Time of Fentanyl, de Colin Askey. “Es sobre una organización canadiense que trabaja con personas adictas al fentanilo en un barrio marginal de Vancouver. Es una droga que en este momento está matando a miles de personas por sobredosis en el hemisferio norte. Y todo lo que pasa allá después suele venir para acá, por lo que está bueno estar prevenidos e informados”, concluye.

Fuente: pagina12.com.ar